miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Tango


Introducción

El tango es la expresión cultural más representativa de la ciudad de Buenos Aires.
Nació hacia fines del siglo XIX en los suburbios de la ciudad, como resultado de una amalgama de ritmos, melodías y danzas de diferente origen.
A partir de entonces ha recorrido un camino de cambios, crisis y resurgimientos, conformando así un género musical que, junto a otras expresiones artísticas, constituye uno de los pilares fundamentales de la identidad porteña.
Desde las primeras manifestaciones instrumentales ejecutada por manos anónimas y las primeras coreografías originales; pasando por la incorporación de letras y el nacimiento del tango como canción, la formación de las grandes orquestas y la consagración internacional del género; desde sus momentos de esplendor poético y popularidad hasta su repliegue, redefinición y refundación estética,  el tango fue y quizás sigue siendo la expresión más auténtica de los sentimientos de los habitantes de la ciudad.
Los Orígenes
Durante las dos últimas décadas del siglo XIX surgieron en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores las primeras músicas y bailes con los rasgos típicos de lo que hoy conocemos como tango.
El tango fue inventándose y afianzándose en un ambiente de mezcla formado por los aportes culturales  de criollos e inmigrantes europeos, y también con la herencia de la cultura negra, que tuvo una presencia importante en toda la zona del Río de la Plata. Este proceso ocurre, a su vez, en un momento en que la cuidad de Buenos Aires transita por un aceleradísimo proceso de crecimiento y modernización.

La nueva Buenos Aires
Estos años representan un momento crucial en la historia Argentina, ya que luego de un largo período de luchas internas, se consolida el Estado Nacional y el país se instala en el sistema económico internacional como uno de los principales proveedores de materias primas de origen agrícola.
La elite dirigente desarrolla un plan de modernización acorde con el proyecto agroexportador, y con el fin de disponer de mano de obra necesaria, inicia una política de incentivo a la inmigración de origen europeo.
Esto va a producir cambios fundamentales en el país, y la ciudad de Buenos Aires va a experimentar una acelerada transformación que afectará todos los aspectos de la vida social.
El aluvión inmigratorio que desembarcaba en el puerto de Buenos Aires estaba conformado por españoles e italianos, aunque también llegaron muchos franceses y centroeuropeos, principalmente polacos, provenientes de las zonas pobres de sus países, con esperanzas de prosperar.
Se instalaron mayormente en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, ya que la desigual distribución de la tierra en el campo desalentaba las posibilidades de prosperar en él en forma independiente. Hacia 1895, los extranjeros llegan a representar el 60% de la población de la ciudad.
Aunque la elite gobernante desarrolló un plan de urbanización y construcción de la ciudad capital a imagen y semejanza de las capitales europeas, no previó la necesidad de viviendas suficientes para contener a tanta población. En consecuencia, los extranjeros van a alojarse en casas de inquilinato, los conventillos. Se trataba de casas con muchas habitaciones, cada una de las cuales eran habitadas por una familia entera, generalmente numerosa, o varios hombres solos.
Mientras en la zona norte de la ciudad se ubicaban las mansiones de las familias ricas, en los barrios de la zona sur proliferaban los conventillos cada vez en peores condiciones de hacinamiento y pobreza.
Por otra parte, las orillas de la ciudad, zona de frontera entre el trazado urbano y lo que todavía era campo, estaban pobladas por criollos pobres de origen campesino, empujados hacia la ciudad como consecuencia de las transformaciones operadas en el medio rural. Estos criollos traían consigo tradiciones gauchescas1 y modos de ser enraizados en la vida de la pampa.
En algunos barrios de la zona sur de la ciudad, como Monserrat o San Telmo, se habían afincado los descendientes de africanos que quedaban del antiguo sistema esclavista del régimen colonial. Durante el siglo XIX se agruparon de acuerdo a los diferentes lugares de origen que cada grupo tenía y conformaron sociedades de socorros mutuos. En las últimas décadas del siglo ya su presencia había descendido considerablemente, pero su legado cultural persistía y tendría una influencia importante en la gestación de tango. De hecho, el origen de la palabra tango es muy probablemente africano.
Existen varias hipótesis sobre las probables fuentes etimológicas de la palabra, aparentemente tango es un vocablo africano que significa “lugar cerrado, círculo, coto”, pero también puede significar “tocar, palpar, acercarse”. Se utilizó el término tango para designar al sitio de reunión donde los esclavos celebraban sus bailes, mucho antes de que el tango existiera como género musical. Otra hipótesis sugiere que la palabra sería una deformación de la palabra tambor, por el instrumento de percusión utilizado en la música negra.

Lugares de diversión y esparcimiento
Un lugar que se reconoce como centro mítico de gestación del tango son los “Corrales Viejos”. Situado en la frontera sur de la ciudad, _ en el actual barrio de Parque Patricios_, era el lugar donde llegaban los reseros del campo para dejar la hacienda que sería vendida en la ciudad. Después de la llegada, se formaban reuniones con bailes y guitarreadas en los boliches cercanos.
Con el transcurso del tiempo, mientras el arribo de gente a la ciudad es cada vez más numeroso, los arrabales se van poblando de lugares donde, con algunas variantes según su tamaño, se bebía, se tocaba música y se bailaba, pero la mayoría de ellos tenían como fin principal ofrecer los servicios de prostitutas. Estos lugares eran conocidos con el nombre de peringundines.
Cabe destacar que eran ambientes donde predominaban los hombres; en general la ciudad contaba con una mayoría masculina, puesto que muchos inmigrantes habían dejado a sus familias en sus países de origen, e intentaban abrirse camino solos. En este contexto Buenos Aires contaba, en la ciudad y sus alrededores, con una extensa red de prostitución, en un principio con mujeres criollas y negras, más tarde europeas.
Aquellos lugares de encuentro, frecuentados por criollos, obreros inmigrantes, desclasados y personajes del hampa, eran animados por pequeños conjuntos que tocaban el tango, exclusivamente para ser bailado.
Existían también espacios conocidos como “academias”. Se trataba de lugares improvisados de diferentes dimensiones, algunos bastante precarios, en donde se dictaban informales clases de baile y que, pese a la seriedad del nombre, podían también estar ligados a la actividad prostibularia.
En otro tipo de contexto, quizás más familiar, por aquel entonces las clases populares tenían como principales actividades de esparcimiento al circo criollo y el teatro popular, que recibía influencias de la zarzuela española, pequeñas piezas de comedia intercaladas con números musicales. Adaptadas al ambiente local, el tango comenzaría a tocarse también allí en los entreactos.
Trasladado luego, no sin resistencias, desde los suburbios al centro de la ciudad, llegaría al patio del conventillo y se convertiría paulatinamente, junto con otros ritmos de origen europeo como la polca, la mazurca, la tarantela, en uno de los géneros favoritos de las clases populares.

Los antecedentes musicales
Desde mediados del siglo XIX conviven cuatro géneros musicales que a través de un proceso de mezcla y transformación habrían ayudado a la génesis de lo que hoy conocemos como tango. Estos géneros serían: la milonga, ritmo criollo típico de la zona rioplatense, que se toca con guitarra y se baila en forma enlazada, _ la palabra milonga también significa “reunión donde se baila”_. Se emparenta con la payada, recitado acompañado de guitarra, propio del gaucho pampeano; la habanera, música y danza de origen afro-cubano, en compás de 2/4 y ritmo lento; el tango andaluz o tanguillo, ritmo español que se popularizó luego en América a través de la zarzuela; y el candombe, ritmo de origen africano muy extendido en la zona rioplatense. Básicamente percusivo, en un comienzo se tocaba, acompañado de coreografía, en ceremonias religiosas cerradas; luego se hará público y finalmente será tocado y bailado en las comparsas de carnaval.
Existen diferentes interpretaciones en las que se disputa la preeminencia de un género sobre otro, o incluso se niega la presencia de alguno de ellos como verdadero antecesor del tango. No obstante, en general se acuerda que la amalgama y transformación de estas especies musicales es la que tiene más probabilidades de explicar su origen.

Los primeros tangos

En sus comienzos, el tango no tenía todavía una estructura definida, ésta variaba según predominara la influencia del tango andaluz, la milonga o la habanera. Pero se trataba siempre de música tocada en compás de 2/4, de ritmo muy marcado y vivaz, apto para el baile y la diversión.
La combinación de instrumentos más común para tocarlo era un trío de flauta, guitarra y violín. A veces se le agregaba un acordeón, un mandolín o armónica, y eran ejecutados mayormente por músicos sin formación académica.
Aunque en este período el tango es predominantemente instrumental y destinado al baile, se conocen algunas letrillas con las que se empezó a acompañar la música. Estas letras mantienen la forma de los cuplés españoles, canciones cortas cantadas en las piezas de teatro popular.

El baile
Aparentemente la coreografía del tango deriva de la milonga, que luego será enriquecida con movimientos de piernas típicos del candombe. Como todo lo que tiene que ver con los orígenes, en este punto tampoco hay acuerdo al respecto.
El tango tiene como característica distintiva que, durante el transcurso del baile, en determinado momento los bailarines interrumpen el recorrido súbitamente para improvisar figuras. A esto se le llama hacer un corte y una quebrada. Los bailarines deben demostrar sus habilidades para mantener el equilibrio y su creatividad; cuanto más complicadas son las figuras, serán más apreciadas por la concurrencia.
En la pareja de bailarines, es el hombre quien decide la marcha y la sucesión de figuras, y con una leve presión en la cintura, orienta a la mujer e indica los pasos que ella debe seguir.
Con el transcurso de los años, el baile va adquiriendo mayor precisión y los cortes y quebradas reciben varios nombres de acuerdo a la figura que se dibuja, como el ocho, la tijera, el paseo, la medialuna, entre muchos otros.
A medida que el tango se extiende, hacia fines del siglo XIX, se vuelve habitual ver parejas de hombres bailando en las esquinas sombrías de los barrios, ensayando entre ellos para el posterior encuentro con una mujer.
En comparación con otros tipos de bailes de pareja enlazada, el tango llama la atención en sus comienzos por la cercanía de los cuerpos al bailar, hecho que escandaliza a la gente y, teniendo en cuenta los lugares donde se baila, lo convierte en una práctica indecorosa y prohibida.

La consolidación del tango

Las transformaciones
En las postrimerías del siglo XIX y los comienzos del siglo XX, el tango ya se consolida como una de las expresiones más genuinas de la cultura de los habitantes de los suburbios de la ciudad.
Por ese entonces comienzan a intervenir ya algunos músicos con algún conocimiento formal, lo cual hace posible la composición mas sistematizada y la circulación de partituras, aumentando así la difusión de las piezas.
Un papel fundamental en la difusión lo tuvo la existencia de los organitos. Se trataba de pianitos portátiles accionados con una manija, que reproducían valses, partes de óperas famosas o ritmos populares. En la medida que hubo partes escritas de tangos, estos organitos comenzaron a difundirlas mientras se paseaban por las calles, y acompañaban muchas veces los improvisados bailes masculinos en las veredas.
Los rasgos distintivos de esta música comienzan a ser más claros y se alejan de aquellos que le dieron origen, pero además incorpora definitivamente un instrumento fundamental que termina siendo el alma  del tango: el bandoneón.
Este instrumento, de origen alemán, habría sido introducido en el Río de La Plata hacia fines del siglo XIX. Creado para difundir obras clásicas en ambientes campesinos, tiene un timbre similar al acordeón. Se populariza rápidamente entre los músicos de la ciudad y encuentra en el tango un lugar protagónico, tanto que pronto su sonido quejumbroso y oscuro se convierte en símbolo indiscutido del tango.
Orquesta de Osvaldo Pugliese

La Orquesta Típica
Aquella primitiva formación instrumental de tríos se transforma no sólo por la incorporación del bandoneón, que desplaza a la flauta en los arreglos de la melodía, sino también por la paulatina incorporación del piano como soporte rítmico y armónico, sustituyendo a la guitarra. Finalmente se incorpora el contrabajo para reforzar el ritmo.
Los conjuntos instrumentales que por entonces ejecutaban varios estilos, como mazurcas, valses, pasodobles, además de tangos, eran cada vez más numerosos.
Considerando la creciente popularidad del tango, las compañías grabadoras comenzaron a interesarse en difundirlo. Contratado para hacer algunas grabaciones, en 1911 el director Vicente Greco denominó al propio conjunto “Orquesta Típica Criolla”, para diferenciarse de aquellas que tocaban otros estilos.
Con el transcurso del tiempo quedaría solo el nombre abreviado de “Orquesta Típica”, cuya formación definitiva sería un sexteto constituido por dos bandoneones, dos violines, piano y contrabajo. Esta será la estructura básica que utilizarán las orquestas de tango durante las décadas posteriores.
En ese entonces, las orquestas empiezan a abandonar el compás de 2/4, típica del tango primitivo, y adoptan el compás de 4/8, que le da un carácter más apagado, más tranquilo y más apto para la incorporación de una letra.
En cuanto a los lugares, durante estos años los barrios de La Boca y Palermo se constituyen en zonas de mayor desarrollo del tango. La Boca concentraba una gran cantidad de conventillos poblados de inmigrantes, y en torno al puerto prosperaban cafés y cantinas frecuentadas por marineros, con una intensa vida nocturna animada por el tango. En estos lugares se vivían no pocos episodios de grescas entre los parroquianos con intervenciones de la policía. En Palermo, zona del parque Tres de Febrero, había varios lugares de diversión nocturna, frecuentados por gente de distinta estracción social; el más famoso fue el café Hansen, ubicado en el actual cruce de Av. Sarmiento y Av. Figueroa Alcorta, donde se vivía un clima de jolgorio noctámbulo matizado con disturbios cada vez más violentos que con el tiempo provocaron el alejamiento de los concurrentes.

El Lunfardo

Las letras de tango, tanto las más primitivas como las que se escribirán en décadas posteriores, están matizadas con términos pertenecientes al lunfardo.
El lunfardo en sus comienzos era la jerga utilizada por delincuentes y marginales de las orillas de la ciudad. El código utilizado por este grupo tenía una obvia intención de disimulo y ocultación.
Algunos términos provienen de los idiomas extranjeros traídos por la inmigración, como el italiano o el francés. Otros son asociaciones de significado, _ como llamar “bobo” al reloj, por su facilidad para ser robado _; y también, un recurso muy utilizado es el de invertir las sílabas de las palabras, como decir “feca” en vez de “café.”
Con el correr del tiempo, estos términos se irán extendiendo hacia todos los sectores populares hasta llegar a formar parte del habla cotidiana de toda la sociedad. Muchas de estas palabras han caído en desuso, pero otras todavía persisten en el habla de los porteños y de los argentinos en general, como “mina”(mujer) o “afanar”(robar).

Los temas del tango
Se considera que el tango “Mi noche triste”, escrito por Pascual Contursi en 1917, marca un quiebre e inaugura un nuevo período en el género. Con música de Samuel Castriota, este tango fue estrenado por Carlos Gardel, pero se popularizó luego de su inclusión en el sainete “Los dientes de perro”, en 1918. Es el primer tango donde se expone y desarrolla un argumento sentimental. A partir de ese momento, aparece otra faceta, que será en definitiva la que prevalecerá en las letras de tango a lo largo de toda su historia: éstas dejan de ser la voz soberbia del compadrito y se tornan sentimentales, expresando a un nuevo tipo de porteño gobernado por la melancolía.
Un tema recurrente en el tango será, a partir de entonces, el desengaño amoroso o el recuerdo de un amor perdido, utilizando un tono amargo, a veces desgarrador.

Carlos Gardel