miércoles, 12 de octubre de 2011

Movimiento Antropofágico


El advenimiento del modernismo en Brasil
 
El crecimiento de la industria del café y una fuerte ola de inmigrantes, convirtió a la ciudad de San Pablo, para la segunda década del siglo XX, en una metrópolis pujante. Pronto la ciudad se transformó en un lugar de reunión obligado para las artes más progresistas y varios acontecimientos artísticos anunciaron la llegada del modernismo: la exhibición de 1913 de Lasar Segall, la exhibición de 1917 de Anita Malfatti y la Semana de Arte Moderno, pasaron a ser hitos claves en el desarrollo de las artes visuales brasileñas.
La "Semana de Arte Moderno" se realizó en San Pablo en Febrero de 1922, coincidiendo con el centenario de la Independencia brasileña. Organizada por el pintor Emilio Di Cavalcanti fue un evento multidisciplinario en donde participaron poetas, arquitectos, músicos, artistas plásticos y compositores y se constituyó como una instancia clave que marcó el paso hacia un arte de vanguardia.
Dentro del desarrollo del arte brasileño, la pintora Anita Malfatti se convirtió en emblema de la renovación artística a favor de un arte no académico. En su momento, las obras de Malfatti recibieron duras críticas de los sectores conservadores, pero también numerosas adhesiones de jóvenes poetas e intelectuales como Mário y Oswald de Andrade, que apoyaron incondicionalmente la audacia y autonomía de su pintura. El poeta Oswald de Andrade, luego se convertiría en una de las figuras claves del movimiento modernista, al redactar en 1928 su Manifiesto de Antropofagia.
Tarsila do Amaral estuvo ausente durante la Semana de Arte Moderno. Pero al regreso de su viaje de estudios por Europa, pronto se unió a los artistas de vanguardia en su exploración de las nuevas ideas del modernismo. Junto a Oswald, quien luego sería su esposo, Tarsila tomó conciencia de su ser brasileño, y comenzó a trabajar sobre la expresión nacional brasileña en un estilo y lenguaje moderno. Juntos, regresaron a Europa en 1923, en un momento donde el arte primitivo había cautivado la imaginación de los artistas de vanguardia. Fue en este segundo viaje, donde su producción se tiñó en una síntesis de formas y temas brasileños y el cubismo de Léger.
Tarsila fue una intérprete singular de las paradojas del Brasil. Criada en el interior del estado de San Pablo, se familiarizó con el colorido popular del área rural y a la vez, conoció el medio urbano de aspiración modernista de las ciudades industriales de su país.
De su intimidad con el campo surgió la expresión "Pau-brasil", que calificó a una serie de obras de mitad de la década del 1920. De carácter onírico y subjetivo, estas obras estuvieron fuertemente influenciadas por la corriente surrealista y por las ideas freudianas que corrían en el ambiente artístico brasileño. Entre las obras de esta serie podemos destacar: "La Cuca" (1924), "Palmeras" (1925), y "Ciudad y Sol Poniente", entre otras.
Pero ninguna de las pinturas de esta década tendrá el impacto de su obra "Abaporu" (en lengua tupí significa: el que come hombre). La pintura de una figura monstruosa de brillantes colores y pies enormes plantados sobre el suelo brasileño, inspiró a Oswald de Andrade a escribir su Manifiesto de Antropofagia donde proclamó:
"Sólo la antropofagía nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente.(...) Sólo me interesa lo que no es mío. Ley del hombre. Ley del antropófago. (...) Queremos la revolución Caraíba. Mayor que la Revolución Francesa. Sin nosotros, Europa no tendrían ni siquiera la Declaración de los Derechos del Hombre (...)".
El manifiesto, que intentaba combinar la sabiduría indígena y la modernidad, llamaba a una asimilación y "canibalización" de los movimientos europeos y locales con el fin de utilizarlos como estímulo para la creación de un arte propio y original. En él, Oswald De Andrade sintetizó algunas de las características que luego aparecerían en los movimientos de la década de 1960, cuando el desarrollo de un arte conceptual, combinó las últimas ideas de vanguardia con los dilemas propios del país.

Manifiesto antropófago”
Oswald de Andrade
Revista de Antropofagia, en cuyo primer número publicó el “Manifiesto antropófago”, basado en la necesidad de recuperar la propia tradición étnica y cultural aunque incitando a “devorar” la cultura heredada de (o impuesta por) Europa. Esta consigna se proponía invertir la relación colonizador-colonizado y puede sintetizarse en uno de los lemas más significativos del “Manifiesto”, cuando usa paródicamente la lengua inglesa para decir: “Tupí, or not tupí, that is the question”. En este texto revela su recuperación de la filosofía de Marx, así como el aporte de Freud y Breton.